Poco, o casi nada, se habla del maltrato a la mujer embarazada. Que es un doble maltrato: a la mujer y al hijo que lleva en su seno.

No hay muchas estadísticas acerca de este tipo de maltrato ya que se engloba en el general de mujer maltratada. A nuestro juicio debería tener un trato diferencial, puesto que la violencia ejercida sobre la mujer pone además en peligro la vida de su hijo.

Se echa en falta un análisis más profundo de las causas que llevan a un hombre a maltratar a una mujer embarazada y cómo prevenir esta terrible situación. Es posible que se esté errando en el diagnóstico y, por tanto, también en la prevención.

Hay dos formas de ejercer violencia, una psicológica y otra física, pero ambas pueden tener un mismo final para el no nacido: su muerte.

Un ejemplo de maltrato psicológico, del que no se habla apenas, es la presión del padre del hijo sobre la mujer para que aborte, amenazándola con el abandono; si la mujer cede se produce un aborto ?provocado? por la mujer. En el caso del maltrato físico las agresiones que recibe la mujer pueden provocar un aborto ?espontáneo?. Estudios de Estados Unidos recogen que más del 33% de las mujeres embarazadas que ingresaban en urgencias por metrorragia (sangrado vaginal) habían sido maltratadas.

En el último estudio hecho en España (encuesta a todas las embarazadas que fueron a dar a luz en los hospitales públicos andaluces) se descubrieron factores de riesgo y factores de protección. Son datos muy curiosos: las mujeres embarazadas que más riesgo tienen de ser agredidas son menores de 20 años, sin estudios, que no cohabitan con el padre del niño y que su relación no es comprometida, sin apoyo familiar y sin trabajo. Las mujeres embarazadas dentro de una relación con compromiso tienen menos riesgo y el riesgo es menor si en vez de pareja de hecho es un matrimonio legalmente constituido. Son también factores protectores los estudios, el trabajo y el apoyo familiar.

A la luz de estas informaciones podemos deducir dos ideas interesantes: la primera es la importancia de la familia estable, tanto la que forma la embarazada como la propia de origen, como factor de protección; la segunda idea es que dado que el maltrato a la mujer embarazada se produce en mujeres menores de 20 años, el embarazo imprevisto en la juventud es un factor de riesgo.

Los jóvenes reciben mensajes engañosos sobre las relaciones afectivo sexuales y luego (como vemos todos los días en REDMADRE acompañando a las mujeres abandonadas), como no tienen capacidad de asumir la realidad, frente a la noticia de un embarazo algunos solo encuentran una solución: la violencia.