La crueldad de una «progresista» compostelana

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Amaya Azcona

Directora General de REDMADRE

Publicado en La Razón

Una autoproclamada progresista convertida en concejala del Ayuntamiento de Santiago de Compostela acaba de demostrar que su seudo progresismo es incompatible con el Estado de derecho y que es capaz de sacrificar en el altar de sus prejuicios ideológicos a las mujeres más necesitadas de ayuda. Dicha concejal acaba de declarar que va a retirar las subvenciones y ayudas municipales a REDMADRE porque esta ONG dedicada a la ayuda a mujeres embarazadas en riesgo de exclusión social no apoya el aborto con la pasión con que lo hace la concejala en cuestión.

En palabras de dicha concejala las ONG que no defienden el aborto «cruzan una línea roja política e ideológica» que choca con los «compromisos políticos y programáticos de Compostela Aberta», coalición electoral a la que pertenece la edil, y por tanto se les debe privar de toda subvención o apoyo.

La forma de pensar de esta progre de salón es la de todos los totalitarios del siglo XX: cuando nazis y estalinistas llegaron al poder aplicaron el mismo criterio: los que no piensan como el gobernante deben ser excluidos de la vida civil y exterminados políticamente. Que su pretensión sea contraria a la legislación española en materia de subvenciones e, incluso pueda ser delictiva, parece importarle poco a la concejala en cuestión. Como gobierna, sus compromisos políticos e ideológicos pasan a tener más fuerza que la Constitución y las leyes; ante esos postulados los principios de seguridad jurídica, no discriminación, legalidad en el otorgamiento de subvenciones, etc., pierden validez. Parece que el poder lo legitima todo, el derecho es la fuerza del gobernante. Ya lo escribió uno de sus líderes políticos: el derecho perfecto es el estado de excepción en que el gobernante puede hacer lo que quiera sin restricciones de ningún tipo. Con estos gobernantes en el poder la democracia y el Estado de derecho han muerto sustituidos por la voluntad de los furher de pueblo.

Pero la administradora de lo común compostelana no se limita a cargarse la legalidad vigente de un plumazo; hace otra cosa terrible, también muy propia de los totalitarios ideológicos: subordinar a las personas concretas a sus prejuicios ideológicos. Como ella está a favor del aborto, pretende abandonar a las embarazadas con problemas a su suerte para que o aborten o las zurzan. Es la misma mentalidad de quienes decían defender al proletariado pero para ello no les importaba que los proletarios concretos muriesen de hambre. Para ellos lo importante es el concepto ideológico; las personas concretas no importan.

La concejala quiere dejar a las mujeres de su municipio sin el apoyo y la ayuda que recibían de Red Madre pues parece que para ella prima más que se mueran de hambre antes que recibir ayuda de una entidad que no piensa sobre el aborto como la concejala. Qué crueldad! Que algo así pueda plantearse en un país de la UE en el siglo XXI parecería imposible… pero es cierto.

Confiemos en que haya sido solo un calentón de verano y que tal barbaridad no llegue a consumarse.

 

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